En la época medieval la Puerta de la Muralla de la cuidad, el Arco de San Gil y la Torre de Santa María fueron utilizadas como instalaciones carcelarias. La Cárcel Real de la Ilustración situada en el paseo del Espolón tuvo una vida efímera para dar paso al Monasterio de San Juan que sirvió como Prisión Correccional o Presidio Nacional hasta los años 30 del siglo pasado.
El centro cultural Francisco Salinas que inicialmente albergaba la Alhóndiga Municipal, donde se almacenaba el trigo para abastecer la ciudad, en 1953 pasó a ser una cárcel mixta, entonces no albergaba más de ochenta o cien presos, pero con el comienzo de la Guerra Civil acogió un promedio diario de hasta mil reclusos. El 30 de junio de 1971 fue clausurado, los presos que albergaba pasaron a formar parte del nuevo penal.
La Prisión Central, más conocida como “el penal”, se inauguró el 31 de julio de 1932. El recinto ocupa una extensión de 176.803 metros cuadrados además de 30 héctareas destinadas a la construcción de una granja agropecuaria y a pastos de cultivo. Estas instalaciones están situadas a las afueras de la ciudad, en dirección Villalonquéjar, a cinco kilómetros del centro.
El centro cultural Francisco Salinas que inicialmente albergaba la Alhóndiga Municipal, donde se almacenaba el trigo para abastecer la ciudad, en 1953 pasó a ser una cárcel mixta, entonces no albergaba más de ochenta o cien presos, pero con el comienzo de la Guerra Civil acogió un promedio diario de hasta mil reclusos. El 30 de junio de 1971 fue clausurado, los presos que albergaba pasaron a formar parte del nuevo penal.
La Prisión Central, más conocida como “el penal”, se inauguró el 31 de julio de 1932. El recinto ocupa una extensión de 176.803 metros cuadrados además de 30 héctareas destinadas a la construcción de una granja agropecuaria y a pastos de cultivo. Estas instalaciones están situadas a las afueras de la ciudad, en dirección Villalonquéjar, a cinco kilómetros del centro.

MUCHOS PARA MUY POCO
El centro penitenciario se construyó para albergar a 267 presos, aunque tiene una ocupación real media de 595 presos. Durante la Guerra Civil y la posguerra acogió un gran número de internos, llegó hasta alojar entre 2800 y 3000 presos, un número once veces superior para el que inicialmente estaba diseñado. Por ello se construyeron barracones, se habilitaron zonas para alojar a los presos en las escaleras y entorno al patio central. Esta masificación condujo al caos, a epidemias y hambre. Si la vida en la cárcel es dura de por sí, es conmovedor pensar como pudo ser la estancia de los presos durante esta época.
Cualquier tipo de clasificación en estas condiciones era imposible. El primer grado, es decir, la primera mitad de la condena que cumplen los presos, caracterizada por su dureza y el aislamiento en la celda, se suspendió provisionalmente por falta de celdas. Los presos convivían en grandes habitaciones, dónde se concentraban un excesivo número de presos.
A estas condiciones se añadió la escasa producción de alimentos durante la Guerra. Esto fue debido a las malas condiciones climatológicas que no favorecían el cultivo, la reducción de espacios destinados al cultivo, la ocultación de alimentos en el mercado negro e incluso por la mala organización del Estado que no favoreció nada la situación. Como consecuencia, la alimentación de los presos fue estrictamente escasa, sólo optaban a una dieta mejorada aquellos que realizaban trabajos duros. En los días que habitualmente se suministraba ternera para comer, se sustituyó por aceite y chorizo. En esta situación, los presos se robaban el pan unos a otros. Las visitas de los familiares eran una de las únicas fuente extra de ingresos de alimentos, por ello estaban permitidas. La situación fuera de la cárcel tampoco no era muy diferente aunque se hacia un esfuerzo por aportar algo.
El agua, en 1938, escaseo a causa de la sequía que se produjo en el verano, por lo que la limpieza y la higiene personal se vieron fuertemente afectadas, propiciando una situación insalubre. En estas circunstancias, las enfermedades causaban grandes estragos entre los presos. La tuberculosis pulmonar y avitaminosis fueron las más usuales, los presos estaban bajos de defensa por la escasa alimentación y esto les llevaba a múltiples contagios.
Además de estas situaciones de miseria, hambre y hacinamiento no hay que olvidar la reeducación moral, religiosa y adoctrinamiento político de los presos que se llevaban acabo en el penal. La Falange se encargaba de la formación política, entre las actividades que realizaban se encuentran las conferencias de adoctrinamiento, formaciones paramilitares y cantos de himnos patrióticos. La educación cultural corría a cargo del maestro oficial de la prisión, se basaba en el programa de educación primaria del régimen, pero adaptado a los presos. Uno de los ejes de la enseñanza era la historia como medio para cultivar el patriotismo, además de los cantos populares y de himnos patrióticos. La asistencia era obligatoria con el fin de que todos los presos alcanzasen el nivel mínimo de escolarización. La instrucción religiosa, a cargo de capellán, intentaba inculcar en los presos unos principios religiosos básicos. Mediante la participación obligatoria en las ceremonias religiosas pretendían que ateos y descreídos abandonaran sus creencias para adoptar las propias del nuevo Estado. Cualquier actividad que se realizara, como la inauguración de la escuela y biblioteca, eran buen motivo para acompañarlo de un acto religioso al que se invitaban las máximas autoridades religiosas de la diócesis.
La disciplina y el militarismo de los presos era una de las características principales de la cárcel. Los desfiles que se llevaban a cabo y la banda de música eran señales del ambiente militar que se vivía. Cualquier comportamiento antipatriótico, en contra de la iglesia o fuera de las normas y la disciplina eran motivo suficiente para que se aplicaran sanciones a los presos. Las más duras eran 30 días de trabajos de limpieza, castigos de aislamiento en las celdas o una semana a pan y agua, extremas medidas teniendo en cuenta la situación física y psicológica de los presos.
Por las instalaciones penitenciarias pasaron personalidades vinculadas a la ciudad por determinadas circunstancias. Para algunos la cárcel fue una experiencia fugaz, pero para otros, fue la cárcel la que determinó el desenlace y fin de sus vidas.
ANTONIO JOSE MARTÍNEZ PALACIOS
Músico burgalés nacido en 1902, fue victima de la atormentada época que le tocó vivir. Manifestó públicamente en diversas ocasiones su simpatía por la República, hecho que no tardó en volverse contra él. El día 6 de agosto fue detenido en su casa por un grupo de falangistas y trasladado al penal. La acusación anónima de un mediocre músico lo llevó a un trágico final. Mantuvo la esperanza en sus amigos, pero el 8 de octubre fue fusilado.
MANUEL MACHADO
Escritor y poeta, hermano de Antonio Machado. Como cada año, junto a su esposa se trasladaban a Burgos para visitar una hermana de su esposa. La mala suerte lo condujo a perder el último tren que partía hacia Madrid y tuvieron que permanecer en la ciudad. Días más tarde en el despacho del director de El Castellano, fue detenido por unas declaraciones atribuidas a él que se publicaron en ABC, por las que ingresó en la prisión el 29 de septiembre de 1936. Machado pudo contestar a esas declaraciones y aclarar la situación, por lo que el día 1 de octubre abandonó la cárcel.
PERFIL DEL INTERNO ACTUAL
La cárcel actualmente no tiene nada que ver con lo que fue de los presos políticos, de guerra… han pasado a ser presos penados por delitos o que esperan a un juicio. Cuenta con 552 internos, todos ellos hombres, (datos ACAIP 2005) de los cuales 68 se encuentran en prisión preventiva y 484 están penados por cometer algún delito. Del total de presos el 63% han estado en la cárcel con anterioridad, el tercer índice más alto de las cárceles de Castilla y León. La edad media de los presos es de 25 a 30 años, con un bajo nivel educativo, por ello la asistencia a la escuela de los analfabetos totales es obligatoria, cinco horas al día durante el periodo lectivo hasta que se alcance el nivel de secundaría.
Además de la escuela, el centro cuenta con una serie de actividades culturales como una sala de cine, un taller de prensa, en el que confeccionan una revista, charlas informativas, a las que acude gente de fuera para informarles de temas que interesan a los presos y un taller ocupacional en el que realizan manualidades como mimbre, cuero, pintura… por su gran de manda, el taller tiene horario de mañana y tarde. Cuentan con instalaciones deportivas de las que pueden hacer uso cuando lo deseen.
A parte de la formación y del tiempo para el ocio, el centro incluye en su programa tratamientos sanitarios y terapéuticos dirigidos a los presos que se encuentran en situación de riesgo. Es el caso de de los toxicómanos, enfermos de SIDA, internos con enfermedades contagiosas o enfermos mentales. Estos tratamientos se realizan por la salud del preso y por la de los compañeros, se les aísla, cuando es necesario se les proporciona toda la ayuda que necesitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario